-El día 26 de abril de 1986 con el desastre nuclear de Chernobyl, la humanidad entró en la era, como se recita en el apocalpsis, de la Estrella de Ajenjo!
-Así Eugenio:
Eugenio Siragusa- El apocalipsis de Chernobyl es la estrella Ajenjo
Hoara explica: como les hemos comunicado ya, la energía atómica os traerá consigo serios Guai! a causa de vuestra obstinada y necia irresponsabilidad en construir las centrales con las actuales métodos científicos
Habéis buscado de construir una seguridad imposible de evitar consecuencias desastrosas. El proceso científico para extraer energía rompiendo la estabilidad dinámica del átomo es equivocado
Si estudiarais bien y profundamente la laboriosa aptitud del núcleo de vuestro Sol, no les sería difícil sacar conclusiones ventajosas capaces de descubrir vuestro error en el proceso que practicáis
Aún vuestra ciencia no es capaz de construir un Sol artificial capaz de dar a luz y calor y por lo tanto vida.
La actividad científica ha puesto en práctica valores contrarios y opuestos a los Existenciales de la materia orgánica, estimulando así los elementos primarios a retirarse de su verdadera misión constructiva y estabilizadora de la construcción biofísica de los seres vivos en vuestra dimensión.
Haciendo así, producís la energía de la muerte en lugar de la energía de la vida. Muchas civilizaciones han desaparecido por haber perseverado en el error que vosotros cultiváis
Paz a todos. Hoara 24 de Febrero 1980 11,20 hs. Eugenio Siragusa
EL GRAVÍSIMO PELIGRO NUCLEAR:
A los potentes de la Tierra:
¡Científicos! ¡Hombres de Gobierno! A nuestro pesar, debemos todavía, necesariamente, advertiros que si continuáis llevando a cabo, los locos designios que os habéis prefijado sobre los experimentos nucleares, nos aflige afirmar que nada se podrá hacer para evitar que éste vuestro mundo, sufrirá un pesado golpe de la naturaleza desastrosa y mortal. Si queréis que éste vuestro planeta no se vuelva la afligida estancia del remoto tiempo, debéis con toda decisión, interrumpir, y para siempre, éstos vuestros injustificables, locos y mortales experimentos nucleares. Si nos hemos propuesto de velar vuestro destino, es porque hemos alimentado y alimentamos una gran confianza en vuestro porvenir. Así haciendo y operando, le ponéis a nuestras intenciones constructivas, graves impedimentos. Tened la certeza de que si encontráis la fuerza y el valor de construir una sólida unión entre todos los pueblos de la Tierra y de realizar la total destrucción de todas las armas destructivas que, todavía hoy, más que nunca, os vuelven orgullosamente malos y morbosamente agresivos; nosotros nos sentiremos autorizados, por el Amor que nos liga a vosotros desde los orígenes de este sistema solar, a aproximarnos a vosotros, sin ninguna reserva para daros los conocimientos y la mejor ciencia que provocaría para toda la humanidad, de esta vuestra Tierra, una vida serena, rica de felicidad, de verdadera libertad y de infinita prosperidad. Así haciendo y operando, os preocupáis, además de enormes dificultades, gran desilusión y amargura, podríais ser verdaderamente libres, y como nosotros, patrones del Universo y de su Eterna Belleza. Podríais ser libres de regocijaros, amando sin sufrir y viviendo sin padecer. Podríais, finalmente, dirigir vuestros ojos llenos de esperanza y de amor, y de bienaventurada serenidad y de dulzura espiritual, hacia la imagen viviente de Aquel que es siempre el Creador Eterno del Todo. ¿Por qué renunciar a tanta Paz y a tanta felicidad? ¿Por qué queréis, a cualquier precio, auto destruiros tan terriblemente, negando en un instante vuestra histórica fatiga evolutiva? Este mensaje que hemos dictado con tanto amor, pero con otra tanta preocupación, es una de las invitaciones más sentidas, dada la gravedad de los actos, que os proponéis realizar. Nosotros hemos hecho mucho y continuaremos haciendo lo posible para detener lo peor. En caso de que vosotros, gobernantes y hombres de ciencia, escojáis lo peor, a nosotros solo nos quedará el cometido de llevar al exterior, del irremediable desastre, solamente a aquellos que nos han conocido y comprendido y que han amado al prójimo como nosotros lo amamos. ¡Por ello, sed astutos y responsables si queréis sobrevivir! Haced que no se vuelva inútil el perdón Celeste que os ha dado Jesús Cristo por la gracia del Padre Creador.”
En fe Eugenio Siragusa Monte Manfré, ETNA – 30 de abril de 1962 horas 22,15
