LA GRATITUD

Proverbio Siciliano:

Quien de un asno hace un burro la primera patada es para él (Cu di sceccu ni fa ‘n mulu ‘u primu càuci è du’ so’).
Además agregamos, por experiencia vivida en el tema:… «Hay quien no quiere hacer nada, hay quien no quiere que hagas nada, y hay quien, con oportunismo, vive y se «realiza» con tu intuición-realización, apropiándose de aquello que no es harina de su «saco» beneficiándose. Aquellos han hecho «las cuentas sin el anfitrión» y tarde o temprano, se traicionan, aplastados por su incapacidad macerada por la arrogancia que alimentan
Los frutos, aquellos  dados sin pedir nada a cambio, son nuestra prosperidad, nuestra carta de presentación, porque no nos pertenecen, porque son propiedad de quien la genera, son alimento para estos «fallidos» que quieren hacerse eco, haciéndose pasar por INTUITIVOS-AUTOSUFICIENTES, y jamás han sido, al contrario, capaces por sí mismos, de hacer un cambio en sus propias vidas…
Me decía Eugenio, poniéndome su ejemplo y me recordaba a menudo sobre este tema, con este comunicado.
Las vocecitas dulces, las fáciles caricias, las plegarias…etc, etc…a menudo son lobos famélicos hambrientos de vuestra personalidad…»vestidos» de ángeles…
ATENTOS…ATENTOS…ATENTOS…
Abrazo cósmico

LA GRATITUD
La recompensa, por cuanto amorosamente donada, no te la darán los hombres, sino Dios.
No esperes gratitud de aquellos que aumentan el sufrimiento, no vivas esperando que el otro se te parezca. Si no tienen el corazón investido de Mi Amor, te dirá el Señor, la traición, la acusación y el engaño son los únicos dones que saben entregar a quien sabe Amar y darse a sí mismo sin límites y sin condiciones. Es triste, lo sé, pero esta realidad debías ya haberla comprendido.
Te lo recuerdo, Hermano mío, si no la hubieses aún recibido, y debes esperar inútilmente la gratitud de aquellos que crees que se te parecen, y que te pueden imitar, mira entonces a Dios: El Espera algo que le pertenece por derecho y que los hombres no quieren, absolutamente, darle.
¿Y entonces?… No esperes tú gratitud.
Una Voz
4 de marzo de 1976
Eugenio Siragusa

 

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