La adulación de los demonios

Te abrazan, te besan, te dicen muchas bellas palabras y luego… no resisten no demostrar su perversa naturaleza; no resisten soportar la luz y retornan a esconderse en los oscuros meandros de su mundo. Creen no ser reconocidos y juegan, hábilmente, con astuto semblante; con forzadas sonrisas; con premura disfrazada. ¡No saben que leo sus pensamientos y examino sus almas! ¡No saben! ¡El gorrión que quiere detener el Águila! ¡La hormiga que quiere impedir al elefante correr! ¡La ilusión de los demonios de poder sacar beneficio mediante la falsedad; de estafar con la viciosa adulación, la fuerza del justo! ¡Pobres ilusos! «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen

Eugenio Siragusa
Nicolosi, 10 junio 1984

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